Cabo Verde



Objetivo: 100% de energías renovables



Población

514.000

PIB por habitante

3.641 $

Acceso a la electricidad

94%




Cabo Verde evoca para muchos la voz suave y melancólica de Cesaria Evora, la “diva descalza”. Para los turistas que vienen a disfrutar de las aguas turquesas de la isla de Sal, el archipiélago es sinónimo de sol, que brilla más de 300 días por año, o de viento, que sopla constantemente y permite hacer kitesurf durante todo el año. Pero esta pequeña nación insular de poco más de 500 000 habitantes se da a conocer hoy en día por su increíble objetivo: ser el primer país en funcionar con 100 % de energías renovables en 2020 y convertirse en un referente internacional para el sector.

Resulta imposible entender esta apuesta sin recordar el aislamiento geográfico de Cabo Verde, situado en el Océano Atlántico, a unos 600 kilómetros de la costa de Senegal. Esta peculiar ubicación siempre ha pesado sobre su desarrollo y ha hecho que sea tradicionalmente un país de emigración. Hoy en día, los caboverdianos son más numerosos en el extranjero que en su propio país.

La apuesta de las energías renovables tiene
como objetivo reducir los costes
relacionados con el aislamiento del país.


Este aislamiento explica el exorbitante coste de la electricidad, generada a partir de un diésel totalmente importado y que se debe transportar a cada una de las nueve islas habitadas del archipiélago. En consecuencia, los caboverdianos pagan ahora 35 céntimos de euro por kWh, tres veces más que los europeos, mientras que el salario mínimo es de sólo 100 euros al mes. Uno puede difícilmente sorprenderse en estas circunstancias que casi el 30% de los consumidores, según el gobierno, se conectan ilegalmente a la red de la empresa nacional Electra. “La apuesta de los 100% de energías renovables está pensada principalmente para reducir los costos mediante el uso de lo que tenemos en abundancia: el viento y el sol”, apunta Anildo Costa, director general de Energía recién nombrado.

La granja solar de Praia, la capital, constituyó la primera piedra del edificio. Con su potencial de 4,5 megavatios, fue entonces la instalación más grande de este tipo en África cuando se inauguró en 2010. Pero la joya de la corona es Cabeólica, la empresa que gestiona actualmente 30 aerogeneradores repartidos en cuatro islas, con una capacidad potencial de 25 megavatios. Se optó por una colaboración público-privada para limitar el uso de las arcas del Estado.

El parque eólico de Praia, con vistas a la capital, en una zona especialmente expuesta al viento, está totalmente automatizado. Su gerente, Valdemar Lopes, viene poco sobre el terreno y controla el sistema directamente desde su ordenador. A pesar de la enorme responsabilidad de Cabeólica, sólo 10 personas operan la actividad, además de los pocos empleados de la empresa de mantenimiento. “Es una industria poco intensiva en mano de obra”, reconoce su director general Antão Fortes.

En pocos años, la proporción de electricidad a partir de energías renovables ha aumentado a 25%. Para hacer el gran paso para llegar a la cifra de 100%, serán necesarias unas inversiones que se cuentan en millones de euros mientras que el PIB es de apenas 1.7 mil millones € y que la deuda pública supera el 120% del PIB. Es la razón por la cual el gobierno cuenta principalmente con los actores privados para realizar estas inversiones. Para lograrlas, una hoja de ruta será publicada en breve con las previsiones de consumo y las tecnologías a privilegiar, y especialmente las baterías que almacenan la energía tan fluctuante del viento.

El mercado de la producción y comercialización de energía eléctrica se abrirá a la competencia, en teoría, a partir del próximo año. La gran pregunta es: ¿tendrán los inversores interés en un mercado tan pequeño? Anildo Costa quiere creer que sí: “Hemos recibido muchas ofertas en el sector fotovoltaico principalmente, pero también en el sector eólico. Para muchos inversores, es una puerta de entrada al gran mercado de África Occidental”, argumenta.

Sin embargo, el entusiasmo no está generalizado en el país. Los críticos apuntan al hecho de que los precios de la energía aún no han disminuido, pese a la llegada de la energía eólica. Joaquim Lé, director de una escuela profesional que ofrece formaciones en energías renovables, lo tiene claro: “Yo no creo ni un segundo que van a alcanzar el 100% en 2020”, afirma. Para los empresarios, la principal crítica es la falta de asistencia al sector de la auto-producción: todavía no tienen derecho a la exención de los aranceles sobre el material para las energías renovables. Desde el ministerio, se reconoce este problema y se promete un nuevo reglamento para el próximo año, que incluirá la posibilidad para los mini-productores de vender su excedente de electricidad.

Parque solar de Praia, con el Centro de Energías Renovbles en el fondo

Waldemar Lopes, responsable del parque eólico, inspecciona una turbina


Mientras tanto, el mercado de trabajo tarda en despegar. Cosmo Oliveira, de la pequeña isla de Maio, tiene una deuda de 1.400 euros para financiar su formación de técnico en energías renovables. “Me metí en esta industria porque vi que el gobierno estaba promoviéndola, pero empiezo a darme cuenta de que las oportunidades son limitadas”, se lamenta. A la espera de realizar su sueño de alimentar en energía solar la planta de producción de sal, la principal industria de su isla, trabaja en un cibercafé, por 150 euros al mes. También se ocupa de pequeños proyectos como voluntario, como la instalación de una estación de carga de teléfonos móviles alimentada por la energía solar para una comunidad agrícola en la isla de Santiago.

“Sé que nuestra objetivo ambicioso, pero vamos a llegar sin duda al 50%. La meta del 100% es un verdadero motor para el sector”, quiere creer Anildo Costa.
Pero más allá de la cifra final, Cabo Verde ya se ha erigido en referencia en la región. En 2010, Praia obtuvo la sede de la ECREEE, la institución de África Occidental para las energías renovables y la eficiencia energética. Una forma para el gobierno de crear una “marca Cabo Verde”. Pero es no es todo. En abril de 2015, el Centro de Energías Renovables y Mantenimiento Industrial (CERMI) abrió sus puertas en un edificio de alta calidad medioambiental financiado enteramente por la ayuda al desarrollo de Luxemburgo. El CERMI aspira a ser el centro de referencia para la formación y el asesoramiento empresarial para toda África Occidental, los países de habla portuguesa y los pequeños países insulares.

Cabo Verde se convirtió en referencia
de la región y alberga la institución de
África del Oeste para las energías renovables.


El papel de Cabo Verde en la región no es casualidad. “No debemos olvidar que los combustibles fósiles siguen creciendo en el resto de África Occidental" recuerda Bah F.M. Saho, experto del ECREEE. Con una penetración de las energías renovables de 25%, una tasa de electrificación de más de 90% y una disminución sustancial de los cortes de luz, Cabo Verde se destaca claramente. “Hay una voluntad política real en Cabo Verde y aunque será difícil llegar a 100%, es posible acercarse y convertirse en un modelo para otros países”, concluye Saho.





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